Capituló 11
✅ IV. La herencia del Hijo de Dios
➡️Nunca olvides que la Filiación es tu salvación, pues la Filiación es tu Ser. Al ser la Creación de Dios, es tuya, y al pertenecerte a ti, es Suya. Tu Ser no necesita salvación, pero tu mente necesita aprender lo que es la salvación. No se te salva de nada, sino que se te salva para la gloria. La gloria es tu herencia, que tu Creador te dio para que la extendieras. No obstante, si odias cualquier parte de tu Ser pierdes todo tu entendimiento porque estás contemplando lo que Dios creó como lo que eres, sin amor. Y puesto que lo que Él creó forma parte de Él, le estás negando el lugar que le corresponde en Su Propio Altar.
¿Cómo ibas a poder saber que estás en tu hogar si tratas de desalojar a Dios del Suyo?
¿Podría el Hijo negar al Padre sin creer que el Padre lo ha negado a él? Las Leyes de Dios existen para tu protección y no existen en vano. Lo que experimentas cuando niegas a tu Padre sigue siendo para tu protección, pues el poder de tu voluntad no puede ser reducido a menos que Dios intervenga contra él, y cualquier limitación de tu poder no es la Voluntad de Dios. Recurre, por lo tanto, únicamente al poder que Dios te dio para salvarte, recordando que es tuyo porque es Suyo, y únete a tus hermanos en Su Paz.