1. Al principio, la visión te llegará en forma de vislumbres, pero eso bastará para mostrarte lo que se te concede a ti que ves a tu hermano libre de pecado.
La verdad se restituye en ti al tú desearla, tal como la perdiste al desear otra cosa. Abre las puertas del santo lugar que cerraste al haber valorado ésa “otra cosa”, y lo que nunca estuvo perdido regresará calladamente.
Ha sido salvaguardado para ti.
La visión no sería necesaria si no se hubiese concebido la idea de juzgar. Desea ahora que ésta sea eliminada completamente y así se hará.
2. ¿Deseas conocer tu Identidad? ¿No intercambiarías gustosamente tus dudas por la certeza? ¿No estarías dispuesto a estar libre de toda aflicción y aprender de nuevo lo que es la dicha? Tu relación santa te ofrece todo esto. Tal como se te dio, así también se te darán sus efectos.
Y del mismo modo en que no fuiste tú quien concibió su santo propósito, tampoco fuiste tú quien concibió los medios para lograr su feliz desenlace. Regocíjate de poder disponer de lo que es tuyo sólo con pedirlo, y no pienses que tienes que ser tú quien debe concebir los medios o el fin. Todo ello se te da a ti que quieres ver a tu hermano libre de pecado.
Todo ello se te da, y sólo espera a que desees recibirlo. La visión se le otorga libremente a todo aquel que pide ver.