1. Una vieja lecci贸n no se supera contraponi茅ndola con una nueva. No se la subyuga para que la verdad pueda conocerse ni se combate para que se rinda ante el atractivo de la verdad. No hay que prepararse para ninguna batalla; no hay que dedicarle tiempo ni tampoco es necesario hacer planes para implantar lo nuevo. Una vieja batalla se est谩 librando contra la verdad, pero la verdad no responde. 驴Qui茅n podr铆a ser herido en semejante batalla a no ser que se hiriese a s铆 mismo?
En realidad no tiene enemigos.
驴Y podr铆a acaso ser atacado por sue帽os?
2. Repasemos nuevamente lo que parece interponerse entre la verdad de lo que eres y t煤. Pues para superar este obst谩culo se tienen que dar ciertos pasos. El primero es una decisi贸n que t煤 tomas. Pero de ah铆 en adelante, la verdad se te confiere. Quieres determinar lo que es verdad y, debido a tu deseo, estableces dos alternativas cada vez que crees que tienes que elegir. Ninguna de ellas es verdad ni tampoco son diferentes entre s铆. Sin embargo, tienes que examinar las dos antes de que puedas mirar m谩s all谩 de ellas a la 煤nica alternativa que s铆 constituye una elecci贸n diferente. Pero no la busques en los sue帽os que forjaste con el prop贸sito de que esto estuviese nublado de tu conciencia.
3. Las alternativas entre las que eliges no constituyen una verdadera elecci贸n, y s贸lo dan la impresi贸n de que se trata de una elecci贸n libre, pues en cualquier caso, el resultado ser谩 el mismo. De modo que no es realmente una elecci贸n en absoluto. El l铆der y el seguidor parecen desempe帽ar diferentes papeles, y cada uno de estos papeles parece poseer ventajas que t煤 no quisieras perder. En su fusi贸n, por lo tanto, parece haber esperanzas de satisfacci贸n y de paz. Te ves a ti mismo dividido entre estos dos papeles, escindido para siempre entre los dos. Y cada amigo o enemigo se convierte en un medio para salvarte de ello.
