VI. La aceptación de tu hermano
❇️¿Cómo puedes hacerte cada vez más consciente del Espíritu Santo en ti sino mediante los efectos que Él produce? No puedes verle con tus ojos ni oírle con tus oídos. ¿Cómo puedes, entonces, percibirle en absoluto? ➡️Si inspiras alegría, y otros reaccionan ante ti con alegría, es que debe haber algo en ti capaz de suscitarla aunque tú mismo no la estés experimentando. Por lo tanto, si se encuentra en ti y puede suscitar alegría, y ves que ciertamente la suscita en otros, es que estás separándote de ello dentro de ti.
❇️Te parece que el Espíritu Santo no suscita alegría de manera consistente en ti, debido únicamente a que tú no suscitas alegría de manera consistente en otros. Evalúas la consistencia del Espíritu Santo basándote en las reacciones de tus hermanos ante ti. Cuando eres inconsistente no siempre produces alegría, y así no siempre reconoces Su consistencia. Lo que le ofreces a tu hermano se lo ofreces a Él porque lo que Él da no puede exceder tu ofrecimiento. Esto no se debe a que Él ponga límites en lo que da, sino simplemente a que tú has puesto límites en lo que puedes recibir. La decisión de recibir es la decisión de aceptar.
❇️Si tus hermanos forman parte de ti, ¿por qué no los ibas a aceptar? Sólo ellos pueden enseñarte lo que eres,pues lo que aprendes es el resultado de lo que les enseñaste. Lo que invocas en ellos lo invocas en ti. Y al invocarlo en ellos cobra realidad para ti.