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Capítulo 2.
PARTE VII.
Causa y efecto

➡️Puede que todavía te quejes de que tienes miedo, pero aun así sigues atemorizándote a ti mismo. ➡️He indicado ya que no puedes pedirme que te libere del miedo. ➡️Yo sé que no existe, pero tú no. ➡️Si me interpusiese entre tus pensamientos y sus resultados, estaría interfiriendo en la ley básica de causa y efecto: la ley más fundamental que existe.
➡️De nada te serviría el que yo menospreciase el poder de tu pensamiento. Ello se opondría directamente al propósito de este curso. Es mucho más eficaz que te recuerde que no ejerces suficiente vigilancia con respecto a tus pensamientos. Tal vez pienses que a estas alturas sólo un milagro te capacitaría para hacer eso, lo cual es absolutamente cierto. No estás acostumbrado a pensar con una mentalidad milagrosa, pero se te puede enseñar a pensar de esa manera. ➡️Todos los obradores de milagros necesitan este tipo de instrucción.
➡️No puedo permitir que dejes de vigilar a tu mente, ya que de otro modo no podrías ayudarme.
✅Obrar milagros requiere el que uno se dé cuenta plenamente del poder de los pensamientos a fin de evitar las creaciones falsas.
✅De lo contrario, sería necesario un milagro que rectificase a la mente misma, proceso circular éste que no propiciaría el colapso del tiempo, que es para lo que el milagro se concibió. El obrador de milagros debe poseer un genuino respeto por la verdadera ley de causa y efecto como condición previa para que se produzca el milagro.