Marcos 9:9-13 (La Palabra)
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. Y, en efecto, ellos guardaron este secreto, aunque discutían qué sería aquello de “resucitar”. Entonces le preguntaron: — ¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero?
Jesús les contestó: — Es cierto que Elías ha de venir primero para ponerlo todo en orden. Pero, por otra parte, ¿no dicen las Escrituras que el Hijo del hombre ha de sufrir mucho y que ha de ser ultrajado? En cuanto a Elías, les aseguro que ya vino; pero ellos lo maltrataron a su antojo, tal como dicen las Escrituras sobre él.
PENSAR: Pedro, Jacobo y Juan acababan de tener una experiencia gloriosa. Vieron a su maestro Jesús transfigurado; aquello fue una prueba indubitable de su identidad como el Mesías de Israel. La blancura de su túnica, la presencia de Moisés y Elías conversando con él, la nube y la voz que afirmó que él es el Hijo amado de Dios… Todo indica que él es el Mesías. Pero ellos todavía tienen un par de preguntas.
¿No tenía que venir Elías primero, antes de la aparición del Mesías? El Señor Jesús aclaró que, efectivamente, Elías vino –representado por Juan el Bautista, que se vestía con el mismo atuendo—y realizaría su ministerio como profeta precursor.
Predicó el mensaje del arrepentimiento, que es la mejor manera de “ponerlo todo en orden”, porque la reconciliación con Dios produce un tipo de orden sano, bendito, productivo y feliz en la vida. No se trata del “orden” del mundo, que pone a los ricos sobre los pobres y a los hombres oprimiendo a las mujeres. Más bien es el orden bueno del Creador, de la bendición de tener comunión con Dios. Este profeta también sufrió el rechazo del pueblo, tal y como dicen las Escrituras que sucede con quienes anuncian el arrepentimiento de parte de Dios.
Además, los discípulos se preguntan sobre el asunto de la resurrección. ¿Acaso no es suficiente con haber visto al Mesías transfigurado? Pero es que aún hay más. La transfiguración no es la plena revelación del redentor. Debe sufrir mucho, ser ultrajado, muerto y sepultado. Entonces vendrá la resurrección. En la resurrección podrán ver al Nuevo Adán, que encabeza una nueva creación y una nueva humanidad. La transfiguración satisface a quienes sólo buscan la gloria, sólo lo espectacular, sólo lo grandioso, sin pasar por la cruz. En cambio, la resurrección implica el veredicto aprobatorio de Dios al inocente y justo que ha de ser crucificado por los poderosos de este mundo. La transfiguración no es toda la historia. Aún hay más.
ORAR: Señor, enséñanos la gran victoria de tu cruz, para conocerte en verdad. Perdona si hemos imaginado tu gloria sin pasar primero por la cruz. Amén.
IR: Todas las bendiciones que valen la pena provienen de una relación especial con Dios.