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Nehemías 6:5-9 (La Palabra)
Sambalat, por quinta vez, envió a su criado con una carta abierta, que decía: — Corre por ahí la voz —y Gasmú lo confirma— que tú y los judíos piensan rebelarse y que esa es la razón por la que están reconstruyendo la muralla. Comentan incluso que pretendes ser su rey para lo que has designado profetas que, refiriéndose a ti, proclamen en Jerusalén: “¡Judá tiene ya rey!”. Antes de que lleguen al rey estos rumores, ven y dialoguemos.
Contesté a Sambalat: — Nada de lo que dices es verdad; son simples invenciones tuyas.
Lo que pretendían era atemorizarnos pensando: “Terminarán por desanimarse y no acabarán la obra”. Así que hazme poner más empeño.
PENSAR: Los enemigos llamaron a Nehemías a reunirse con él. Algunos hoy en día pensarían que ese tipo de reuniones equivale a las órdenes de Jesús cuando un hermano se desvía, y “hay que hablar con él”. Se le llama para amenazarle, para asustarle o para hacerle daño. Así, Nehemías siempre se negó a ir a esas reunioncitas, diciendo: “No tengo tiempo para eso”. Él sabía de las malas intenciones de sus enemigos. Esa invitación a reunirse era una distracción.
Nehemías tuvo la sencillez de la paloma y la sagacidad de la serpiente para detectar las malas intenciones de quienes le llamaban a reunirse. No se trataba de una “acción pastoral” para restaurar a un hermano, ni de una “llamada de atención” de parte de una autoridad espiritual. Más bien, tenían la intención de desviarlo, distraerlo de su tarea, y hacerle daño.
El mensaje de Sambalat es ridículo, porque es mentira. Es un rumor, confirmado por uno de ellos mismos, Gasmú, que pudiera ser Serapio, el conejo Castañuelas, Bugs Bunny o Pirongapio: que los judíos querían rebelarse y que Nehemías quería ser rey. Es una mentira acerca de la identidad de Nehemías y de la naturaleza del trabajo de reconstrucción. Mentiras sobre la identidad y misión.
Ante la mentira, la respuesta de Nehemías es simple: “Nada de lo que dices es verdad”. Es necesario señalar la mentira de las acusaciones contra el ministerio de un líder, y afirmar la verdad de la identidad y la misión del verdadero liderazgo del pueblo de Dios. “Somos siervos de la luz que no se apaga. Nada puede contener este tremendo poder. Y nuestras manos, palabras y fuerza, pertenecen a la causa de la paz y el amor”.
Los enemigos hicieron otro plan. Contrataron a profetas falsos, que fingieron, con charlatanería y mentiras, dar supuestos mensajes de Dios a Nehemías. Pero él no hacía caso a esos profetas y profetisas. Sólo se mantenía orando: “Señor, hazme poner más empeño en mi labor. Afirma mis pasos”. Cuando el líder tiene una buena comunicación con el Señor, no hay charlatán ni profeta que le haga desviarse de su misión. Como el apóstol Pablo cuando llevaba la ofrenda de las iglesias a Jerusalén, y le salían al encuentro algunos que le anunciaban lo que le pasaría en Jerusalén. Él respondía: “De ninguna cosa hago caso … con tal que acabe mi carrera con gozo” (Hch 20:24). Sigamos reconstruyendo la muralla y la vida del pueblo de Dios, sin distraernos con sospechas sobre nuestra identidad y nuestra misión.
ORAR: Señor, ante las calumnias y rumores, haznos poner más empeño en nuestra labor. Amén.

IR: Dios quiere bendecir a todas las familias de la tierra, y nada puede detener ese plan.