Juan 8:7-11 (Reina-Valera Actualizada 2015) Pero, como insistieron en preguntarle, se enderezó y les dijo: —El de ustedes que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Al inclinarse hacia abajo otra vez, escribía en tierra. Pero cuando lo oyeron, salían uno por uno comenzando por los más viejos. Solo quedaron Jesús y la mujer, que estaba en medio. Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella dijo: —Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: —Ni yo te condeno. Vete y, desde ahora, no peques más.