Listen

Description

Salmos 119:153-156 (Dios Habla Hoy)
Mira mi aflicción y líbrame, pues no me he olvidado de tu enseñanza.
Defiende mi caso y rescátame; ¡dame vida, conforme a tu promesa!
Tu ayuda está lejos de los malvados, porque no siguen tus leyes.
Señor, es muy grande tu ternura; dame vida, conforme a tu justicia.
PENSAR: Tal y como somos, el Señor nos invita a servirle. Por su palabra, nos llama a ser siervos y siervas de su buena voluntad. Con su sello marca nuestro corazón como su propiedad, y vive en nosotros por la fe.
Creemos en un Dios que escucha nuestro clamor. No es invento nuestro, sino que es la forma en que se ha manifestado en la historia. Es el mismo Dios que escuchó los clamores de los esclavos hebreos en Egipto alrededor del siglo XV a.C. Por ese gran antecedente en la historia de la salvación, toda persona que invoca el nombre del Señor será salva. “Una mirada de fe es lo que puede salvar al pecador”.
El salmista pide al Señor que mire su aflicción. No sólo con una mirada superficial, sino que Dios estudie su caso. Que Dios se detenga a echar un buen vistazo a nuestro problema y nos ayude. Nuestra aflicción no es algo que pueda explicarse superficialmente. Necesitamos que una persona sabia mire nuestra aflicción. Que sea una persona bien calificada para dar un buen consejo, una solución. ¿Quién mejor que Dios para realizar esa tarea? Dios puede analizar nuestro problema, puede darnos una verdadera solución, y lo ha hecho, precisamente por medio de su palabra. Por eso el salmista dice: “No me he olvidado de tu enseñanza”.
“Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” dice así el apóstol Pablo. Por eso el salmista pide a Dios que defienda su caso. Es pedirle a Dios que se ponga de nuestro lado, que esté a nuestro favor. Esto ya lo ha cumplido Dios en Cristo Jesús, porque el Señor Jesús es precisamente Dios-con-nosotros, y Dios-por-nosotros. Al comparecer ante Dios, no estamos desamparados, porque Cristo está a nuestro lado; de hecho, está frente a nosotros, y está por nosotros, en el lugar que debiéramos estar nosotros. En Cristo, Dios se ha puesto a nuestro favor para rescatarnos. Con Dios hay vida, según su promesa.
Una forma de corroborar la realidad de Dios es por medio de la observación. Sólo hay que ver cómo aquellas personas que nunca han acudido a la palabra de Dios no saben qué es la salvación. Para ellos la ayuda de Dios es algo totalmente extraño, confuso, desconocido, porque nunca han consultado el diccionario de Dios; “no siguen tus leyes”. La persona que conoce la palabra de Dios sabe identificar la ayuda de Dios, reconoce cuando ha sido Dios quien interviene en nuestros asuntos para librarnos, rescatarnos, ayudarnos y darnos vida y salvación.
La misericordia del Señor es inmensa. Es muy grande su ternura. Alcanza para tocar a millones de millones de corazones. Por eso podemos pedir confiadamente: Señor, ¡danos vida!
ORAR: Señor, enséñanos a orar como este salmo. Ayúdanos a recordar que estás cerca, nos amas y nos bendices. Ayúdanos a identificar tu salvación y tu vida en nuestra vida. Amén.
IR: Conozcamos más profundamente nuestro llamado. Es un regalo de Dios para servir a su pueblo y a su mundo. Dios nos conoce y nos llama.