Salmos 139:13-18 (Reina-Valera Actualizada 2015)
Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.
No fueron encubiertos de ti mis huesos a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello.
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo.
PENSAR: Tal y como somos, el Señor nos invita a servirle. Por su palabra, nos llama a ser siervos y siervas de su buena voluntad. Con su sello marca nuestro corazón como su propiedad, y vive en nosotros por la fe.
¿Recuerdas aquel trabajo de arte que hiciste cuando estabas en preescolar? Lo llevaste a casa y tus seres queridos lo consideraron una gran obra de arte. A ti también te gustó cómo quedó. Casi siempre lo ponían en la puerta del refrigerador para que todos lo admiraran, o lo guardaron bien en un cajón como recuerdo para que más delante en la vida pudiera darte un poco de alegría. En algunos casos, incluso mamá o papá lo llevó a enmarcar para exhibirlo en la sala de la casa.
Independientemente de las teorías estéticas que cada quien tenga (porque en cuestión de arte hoy en día pareciera que todo es relativo), en realidad al trabajo artístico hecho intencionalmente por un niño o niña de preescolar todavía le falta mucho desarrollo y perfeccionamiento, pero en la percepción del amor, aquella obra de arte es absolutamente perfecta.
Si en una de esas veces que limpiamos los cajones volvemos a encontrarnos con ese trabajo, ya no lo veremos del mismo modo. La forma en que lo recordábamos era distinta, prácticamente perfecta; pero ahora vemos que no son obras tan hermosas, completas o finas como pensábamos. Sin embargo, las fallas que tienen no disminuyen lo especial de su carácter. Son joyas especiales porque son nuestras y, por lo tanto, son perfectas, aun con todo y los "defectos". No hay nada que pueda disminuir el valor tan especial que tienen esas amadas creaciones. Todo está en la percepción.
El texto dice que Dios nos hizo de manera maravillosa. Esto no significa que en nuestro cuerpo no existan detalles indeseables, padecimientos congénitos, “defectos de fábrica”, susceptibilidad a enfermedades, debilidades o carencias. Más bien significa que Dios piensa en nosotros, que Dios considera que así, tal y como somos, somos una maravillosa obra de arte. Así como atesoramos aquellas nuestras creaciones favoritas del preescolar. Con todo y las “imperfecciones” de nuestro cuerpo físico, Dios nos mira y se siente orgulloso de habernos hecho. Así nos percibe.
En esos momentos en que nos sentimos deprimidos o desilusionados, recordemos lo orgulloso que está Dios de habernos hecho a cada uno de nosotros, de manera maravillosa.
ORAR: Señor, nos percibes como tu mejor creación. Ayúdanos a ver la manera en que nos amas, para poder así compartir este regalo libremente con quienes nos rodean. Amén.
IR: Conozcamos más profundamente nuestro llamado. Es un regalo de Dios para servir a su pueblo y a su mundo. Dios nos conoce y nos llama.