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Marcos 11:12-14 (La Palabra)
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre. Al ver de lejos una higuera muy frondosa, se acercó a ella a ver si tenía fruto; pero encontró únicamente hojas, porque aún no era el tiempo de los higos. Entonces Jesús exclamó de forma que sus discípulos lo oyeran:
— ¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!
PENSAR: ¿Por qué quedó registrado en el Evangelio este pasaje sobre una higuera al día siguiente de la entrada triunfal? Todavía se siente en el ambiente el recuerdo del día anterior. La multitud gritando vivas y hosanas a Jesús, montado en un burrito prestado. El contexto de la llegada de Jesús a Jerusalén nos otorga la perspectiva correcta del episodio sobre la higuera.
Es el Señor de Israel que se acerca a buscar frutos en su pueblo, y no los encuentra. Es una referencia a Jeremías 8:13, donde dice que el Señor viene a cosechar frutos, higos en la higuera, y sólo encuentra hojas. La higuera es una representación del judaísmo de la época de Jesús, que seguía vivo, pero sin frutos. En el libro del profeta Jeremías se anuncia que esa higuera quedará totalmente pelada, como efectivamente sucedió en la experiencia del exilio a Babilonia.
Entendemos que la ley de Dios había previsto que un árbol frutal pudiera servir para alimentar a los pobres que pasaran por el camino, sin que ello fuera considerado un robo. El Señor Jesús sintió hambre, y buscó frutos en la higuera, pero se quedó con hambre, porque aún no era temporada de higos. No es que la higuera fuera estéril, sino que no era su tiempo.
Las palabras de Jesús hacia la higuera nos parecen muy severas, especialmente si consideramos que está buscando frutos fuera de tiempo, porque la temporada de higos ya había pasado. Sin embargo, en el contexto de la llegada de Jesús a Jerusalén para la celebración de la pascua, este encuentro de Jesús con la higuera cobra otro sentido más profundo.
Él vino a los suyos, pero Jerusalén no lo recibió ni lo aceptó. La multitud del domingo de ramos no estaba formada por pobladores de la ciudad de Jerusalén, sino por otros peregrinos que llegaron a la fiesta, provenientes de otras regiones, donde conocían y admiraban al Señor Jesús. Así se puede explicar por qué la multitud de la entrada triunfal le grita “Hosanas”, y la multitud del viernes santo le grita “Crucifíquenlo”. Se trata de dos grupos distintos. Los que pidieron su muerte serían principalmente moradores de Jerusalén. Ellos son representados por la higuera que sólo tiene hojas.
El Señor se acercó porque tenía hambre. Tenía una necesidad. Aquel que siempre daba, ahora buscaba recibir. ¿Y hoy, vamos a tener fruto para él? Porque el Señor quiere que demos fruto, a tiempo y fuera de tiempo.

ORAR: Señor, que tu Espíritu produzca en nosotros fruto abundante para ti. Amén.

IR: El Señor construye su bendito reino, en humildad y para la reconciliación con el Padre celestial.