Listen

Description

Salmo 119:7 (La Palabra)
Te daré gracias sinceramente
cuando aprenda tus justos decretos.
PENSAR: Cuando pensamos en nuestro pasado, tal vez no nos parece muy inspirador. En nuestro pasado hay experiencias difíciles, episodios de dolor, errores propios y ajenos, y heridas que quisiéramos que nunca hubieran ocurrido. La mirada al pasado puede provocarnos tristeza, a menos que, al mirar al pasado, sólo veamos la cruz de Cristo en la cual hemos sido perdonados y rescatados.
Es cierto que tenemos muchos recuerdos desalentadores en nuestro pasado. Pero debiéramos decir como el himno que cantamos: “El único recuerdo que quedó fue cuando Dios me perdonó”.
Al poner la mira en el futuro, es posible que nos llene un sentimiento de angustia por lo desconocido, miedo porque no sabemos cómo habrán de vivir las siguientes generaciones, nuestros hijos e hijas y sus descendientes, si es que acaso habrán de vivir. Toda esa incertidumbre sobre lo que va a pasar con el mundo debemos presentarla al Señor en oración. Digámosle cuáles son nuestros miedos. El Señor ya nos ha dejado ver algo sobre el futuro. Es lo más importante –y lo único— que debemos saber: Cristo volverá, y reinará eternamente sobre todo el universo. Y la gloria de Dios llenará la tierra, como las aguas cubren la mar.
Así como tenemos sólo un recuerdo de nuestro pasado (el perdón que Dios nos ha dado en Cristo), tenemos una sola certeza sobre nuestro futuro (que Cristo vendrá a ponerlo todo en su justo lugar, a arreglar el mundo, a juzgar con justicia a las naciones, a llenar la tierra de su amor).
Este gran futuro se traduce en futuros más pequeños, más domésticos, más concretos y personales. El salmista nos dice cuál es su plan para su futuro: Aprenderá más de la palabra de Dios y podrá alabar al Señor con un corazón sincero. Es un magnífico plan de vida, con garantía de éxito.
Lo que observamos en este verso es que la razón para aprender los mandamientos es alabar mejor al Señor. Estudiamos la palabra porque queremos relacionarnos mejor con Cristo. Los estudios y aprendizajes cristianos deben tener como principal motivación mejorar nuestra oración, mejorar nuestra alabanza y nuestra vida de adoración. Porque esa es nuestra relación con Dios. No estudiamos teología para vanagloriarnos de nuestros títulos o para conseguir mejores empleos. Queremos aprender más de la Biblia porque queremos adorar mejor y más sinceramente al Señor.
Pensemos que ese es nuestro futuro. Para nosotros hay un mañana. Y en ese mañana, estamos aprendiendo más de la palabra de Dios, para poder alabar más sinceramente a Cristo, para tener una mejor vida de oración, para relacionar nuestra adoración con nuestra ética y nuestra misión.
ORAR: Señor, queremos relacionarnos contigo con un corazón limpio y sincero. Amén.

IR: El Señor no abandona la obra de sus manos.