Nehemías 3:33-34 (La Palabra)
Al enterarse Sambalat de que estábamos reconstruyendo la muralla, se enfureció sobremanera y burlándose de los judíos se expresó en estos términos ante sus colegas y la guarnición de Samaría: — ¿Qué están haciendo esos judíos muertos de hambre? ¿Es que nadie se lo va a impedir? ¿Volverán a ofrecer sacrificios? ¿Serán capaces de terminar la obra? Las piedras calcinadas ¿recobrarán vida de entre los montones de escombros?
PENSAR: En nuestra lectura de Nehemías llegamos a una parte muy interesante: las burlas de los enemigos ante el intento de reconstrucción. En la versión “La palabra” se encuentra dentro del capítulo 3, pero en las otras versiones ya es el capítulo 4.
La pregunta de Sambalat, “las piedras calcinadas, ¿recobrarán vida?”, aunque se parece a la que el Señor le hizo al profeta Ezequiel en el valle de los huesos secos: “¿volverán a vivir estos huesos?”, es muy diferente porque en Ezequiel 37 el Señor pregunta para invitar al profeta a tener fe; en cambio, en este texto, la pregunta burlona de Sambalat es una tentación a abandonar la fe.
Cuando comenzó el trabajo de reconstrucción, vinieron también las burlas ante este intento. Estas burlas representan una manera de pensar, descrita en Efesios 4:18: personas que tienen la inteligencia obstruida, “el entendimiento entenebrecido”, pues han rechazado a Dios por la dureza de su corazón. Conciben la realidad sólo como aquello que se puede contar y medir. Para ellos no es posible que las piedras calcinadas recobren vida. No es posible la reconstrucción ni la esperanza.
Pero nosotros sabemos que, en el Señor, hay otra realidad, mucho más “real” que aquello que sólo se puede contar y medir. Es la realidad del amor de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, y que se manifestó precisamente en lugares mencionados en estas murallas que están siendo reconstruidas en el libro de Nehemías. Serán el escenario en el que el Señor Jesús hará grandes maravillas. En la Puerta de las Ovejas el Señor sanó a un paralítico. En el estanque del Enviado sanó a un ciego de nacimiento.
En los lugares que se mencionan en esta reconstrucción, el Señor Jesús hizo milagros y dio enseñanzas sobre la palabra de Dios. Por eso la reconstrucción de esta muralla nos atañe a todos. Reconstruir implica creer. No solamente en el caso de aquella muralla antigua de Jerusalén, sino también en la reconstrucción de nuestra vida, que ha sido golpeada y destruida, que está como piedras calcinadas, tenemos que creer que el Señor quiere nuestra restauración.
En el caso de aquellos judíos que reconstruían la muralla de Jerusalén, ellos creían que Dios tiene un proyecto de bendición para el mundo entero, por medio de los hijos de Israel. Por medio del pueblo descendiente de Abraham, Dios quiere bendecir al mundo entero. Esa idea de la intención de Dios de bendecir al mundo entero es lo que estaba en juego en la reconstrucción de aquella muralla, y también es lo que está en juego en la reconstrucción de nuestra vida hoy en día.
ORAR: Dios santo, danos la fuerza para seguir creyendo que tú amas al mundo entero. Amén.
IR: Dios, sácanos de esta prisión, para así poder alabar tu nombre.