Nehemías 6:1-4 (La Palabra)
Cuando Sambalat, Tobías, el árabe Guesén y el resto de nuestros enemigos se enteraron de que había sido reconstruida la muralla y tapadas todas las brechas (aunque por entonces todavía no habían sido colocadas las hojas de las puertas), Sambalat y Guesén me enviaron un mensaje para que me entrevistara con ellos en una de las aldeas de la vega de Onó. Sin duda tramaban hacerme algún daño, por lo que les envié mensajeros con esta respuesta: — La obra que tengo entre manos es de gran envergadura y no puedo bajar. ¿Por qué he de interrumpir la obra y abandonarla para ir a entrevistarme con ustedes? Cuatro veces me vinieron con este mensaje y siempre respondí lo mismo.
PENSAR: Nehemías tenía mucho quehacer. Conocemos esa situación, cuando estamos cargados con muchas tareas y trabajos que tenemos la responsabilidad de realizar. También entendemos qué significan las distracciones. En el capítulo seis del libro de Nehemías aprendemos una forma de resistir a las distracciones, que son tentaciones.
Las tentaciones son distracciones, son el afán del enemigo de que no estemos concentrados, cumpliendo nuestra tarea, viviendo la bendición de Dios. La tentación busca que estemos distraídos, con las fuerzas dispersas, con nuestra atención dispersa.
Se dice que el secreto de los domadores de leones en los circos era la utilización de una silla. Levantaban una silla para mostrarle las cuatro puntas de las patas de la silla al león. El león no sabía a cuál de los cuatro puntos debía ponerle atención. De manera que la atención del león quedaba dispersa. Por eso el domador podía hacer los trucos de circo con el león, porque la atención del león no estaba concentrada.
Algo parecido le pasa al creyente con las tentaciones. Son distracciones que no nos permiten concentrarnos ni en nuestra identidad ni en nuestra misión. La pérdida de concentración tiene que ver con quiénes somos –nuestra identidad, y qué hacemos – nuestra misión. ¿Quién eres? Y ¿Qué estás haciendo? Son las dos preguntas que rigen nuestra reflexión del capítulo seis de Nehemías.
Es una historia fascinante. Ya estaba terminada la muralla, pero aún faltaban las puertas. También conocemos bien esa situación. Los proyectos de construcción nos hacen sentir que nunca acabamos. Siempre hay detalles pendientes que faltan. Es un buen signo, porque la obra de Dios siempre está en proceso. Nosotros mismos somos obras inacabadas. Dios sigue trabajando en nosotros. Tengamos paciencia unos con otros, porque Dios todavía no termina su buena obra en nosotros. Dios está realizando en nosotros transformaciones para su gloria, haciéndonos más y más a la imagen de su Hijo amado, JesuCristo.
Los enemigos hicieron un plan para distraer a Nehemías. Una y otra vez enviaron un mensaje con mentiras y con la invitación a reunirse con ellos. Nehemías siempre respondió diciendo: “No me distraigan, porque tengo mucho quehacer”.
ORAR: Señor, ayúdanos a fijar nuestra mirada en Cristo, para evitar toda distracción. Amén.
IR: Dios quiere bendecir a todas las familias de la tierra, y nada puede detener ese plan.