Listen

Description

Salmo 119:8 (La Palabra)
Yo quiero respetar tus normas, ¡no me abandones por completo!
PENSAR: Cuando una bebé está aprendiendo a caminar, su padre la sujeta de la mano, y después de dar los primeros pasitos, ella busca cómo sostenerse de las sillas o de los muebles de la casa, y luego comienza a andar por sí sola. Después de algunas caídas, sigue intentándolo, pero siempre busca regresar a la seguridad de los brazos de su padre. ¡No me abandones por completo!
Cuando un joven está aprendiendo a conducir, su madre lo acompaña en sus primeros trayectos, y después de practicar un poco más, se siente seguro para manejar sin copiloto, pero siempre recuerda los consejos, comentarios y advertencias de su madre en su memoria. ¡No me abandones por completo!
En nuestro paso por la vida, tendremos que tomar más de una decisión importante. Tendremos que enfrentar la vida con una cierta autonomía como seres humanos. El Señor nos puso en su mundo para que lo labrásemos, y como aquel personaje de las parábolas, se retira –como si se tratara de un viaje largo.
Pero no nos abandona por completo. Demuestra su interés por su mundo, y lo ha visitado, como cuando escuchó el clamor de los esclavos hebreos en Egipto, vio su aflicción, y vino para liberarlos. Ha demostrado su interés, su inmenso amor por el mundo, de tal manera, que ha dado a su Hijo unigénito, y no nos ha abandonado por completo, porque también ha enviado a su Espíritu, que está en este mundo para sostenerlo y renovarlo, y como garantía de que nuestro destino no es la aniquilación sino la redención.
La decisión más importante que se nos presenta como seres humanos es qué vamos a hacer con la palabra de Dios. ¿Vamos a rechazarla? ¿Vamos a relativizarla? ¿Vamos a considerarla sólo como una curiosidad de museo, o como una opinión más en la oferta de ideas, tradiciones, mitologías y religiones?
La decisión más importante de nuestra vida es la de recibir la palabra de Dios: escucharla, atenderla, obedecerla, y seguirla al reconocerla encarnada en el Señor Jesús de Nazaret. Es el voto más sagrado que podemos llegar a hacer: “Voy a seguir tus huellas, Jesús, definitivamente”. Yo quiero respetar tus normas. Voy a obedecer tus mandamientos. Voy a vivir de frente a tu palabra.
Pero, como soy un simple humano (débil e inconstante), para poder cumplir esta promesa te necesito, Señor. No me abandones por completo. Dame sólo un poco de autonomía, para poder ejercer mi dominio propio, que sé que es algo que te agrada. Pero que tu Espíritu esté siempre cerca, porque sin tu ayuda no voy a poder levantarme cuando caiga. Por favor, no te des por vencido conmigo.
ORAR: Señor, no te rindas ni abandones por completo a tu pueblo que te necesita tanto. Amén.

IR: El Señor no abandona la obra de sus manos.