Nehemías 10:1;29-30 (La Palabra)
En consecuencia, hicimos un firme compromiso que pusimos por escrito y que fue sellado por nuestros jefes, levitas y sacerdotes. …
El resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, donados, y todos los que se separaron de las gentes del lugar para seguir la ley de Dios, junto con sus mujeres, hijos, hijas y todos los capacitados para entender, se adhirieron a sus parientes y a sus jefes comprometiéndose con solemne juramento a caminar en la ley de Dios que fue dada a través de Moisés, siervo de Dios, y que mandaba guardar y cumplir todos los mandamientos del Señor, nuestro Dios, sus ordenanzas y estatutos.
PENSAR: Ya hemos visto que el pueblo redescubrió la ley de Dios. Hubo asambleas en las que se leyó y explicó la Palabra de Dios. También hubo una respuesta del pueblo. Hubo confesión y arrepentimiento, y efectuaron la fiesta de los tabernáculos. Se dieron cuenta que había todo un estilo de vida que ellos no conocían, como el perdón de las deudas y el no cobrar usura en los préstamos.
Este redescubrir las Escrituras no sirve para nada si no hay un compromiso. Hoy vemos que la gente hizo un compromiso firmado, un documento donde se dice que prometían seguir los mandamientos de Dios. Es un gesto importante. No hay que quedarse sólo admirando la belleza de la Palabra, sólo considerando su sabiduría y nada más. No es suficiente ser admiradores de la Palabra.
El pueblo dio un paso más, y firmaron un compromiso. En el texto bíblico aparecen 84 nombres de quienes firmaron este compromiso. Este acto fue considerado por el filósofo político del siglo XVIII, Rousseau, como las raíces que explican la existencia de un “contrato social”. Los judíos hicieron el compromiso de vivir gobernados por la ley de Dios.
Hoy en día, también nosotros practicamos el acto de hacer compromiso. Procuramos que cada año, en el mes de enero, recordemos el pacto de la iglesia. Hacemos el acto de firmarlo como un gesto de compromiso de caminar juntos en la fe cristiana y cuidarnos unos a otros en un pastoreo mutuo. Así entendemos la iglesia, como el grupo de creyentes que hace pacto. Nos comprometemos a caminar juntos y cuidarnos unos a otros en nuestra relación con Cristo.
Comprometerse es la respuesta apropiada ante la iniciativa de Dios de venir a buscarnos para rescatarnos en JesuCristo. No quedemos sólo como espectadores, sólo como admiradores de la palabra de Dios. Tomemos hoy la decisión de formar parte de esta gran obra de Dios para bendecir al mundo.
ORAR: Señor, queremos responder hoy con nuestro compromiso agradecido por tu amor. Amén.
IR: Nuestra manera de vivir debe testificar del gran amor de Dios por su mundo.