Listen

Description

Nehemías 3:36-37 (La Palabra)
[Entonces oré al Señor]: — ¡Escucha, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros! ¡Que sus insultos se vuelvan contra ellos y que se conviertan en despojos humanos en un país que los esclavice! No toleres su iniquidad ni borres de tu presencia su pecado ante ti, pues se han ensañado con los que reconstruyen la muralla.
PENSAR: Ya sabemos que Nehemías era un hombre transparente. Su jefe, el rey de Persia, podía adivinar fácilmente en qué estado de ánimo se encontraba. Y sus oraciones también fueron así, cándidas y traslúcidas. Nos dejan ver todo lo que sentía.
En esta breve oración Nehemías desahoga sus sentimientos acerca de aquellos enemigos burlones. Desea para esos enemigos que en ellos se cumpla la sentencia universal de cosechar lo que se siembra. Que sus insultos se vuelvan realidad contra ellos mismos. Es decir, que la iniciativa de maleficencia no proviene de Nehemías, sino de Sambalat.
Además, no desea una tortura nueva, o un castigo inventado por él, sino justamente lo mismo que ya le ha ocurrido a su pueblo. Su pueblo conoce de primera mano qué significa convertirse en despojos humanos y vivir esclavizados por la condición del exilio. Es una existencia trágica, en la cual no hay horizontes de esperanza para la juventud, ni perspectivas de desarrollo para los más pobres. El hombre y la mujer se sienten desvalorizados, como personas abaratadas, despojos humanos. Es la situación de un pueblo sometido a vivir como basura, debido a la descomposición política de un estado fallido. Así vivió su exilio el pueblo judío después de la destrucción de Jerusalén, y esa es la situación que Nehemías desea corregir con su proyecto de reconstrucción. Él cree que Dios quiere bendecir al mundo por medio de su pueblo, y tiene esperanza de que algo valioso todavía se puede recuperar.
Nehemías no conoció las enseñanzas del Señor Jesús, y no recibió el mandamiento de amar al enemigo, y de orar por la bendición de quienes nos odian y nos persiguen. En Cristo, el amor de Dios se desbordó por toda la humanidad y por toda la creación, incluyendo a estos enemigos burlones. De cualquier modo, esta oración nos ayuda a ser muy honestos sobre nuestros sentimientos ante el Señor. Incluso el apóstol Pablo tuvo sentimientos así desde la cárcel en relación con Alejandro, el encargado de las calderas. Seguramente hizo que Pablo pasara noches muy frías: “se ha portado muy mal conmigo. El Señor se lo pagará conforme a lo que ha hecho” (2 Ti 4:14). Es la disciplina de dejarle al Señor todo asunto de injusticia y todo arreglo de cuentas. No nos corresponde a nosotros ejecutar ningún tipo de venganza.
Reconstruimos, aun sabiendo que hay obstáculos en el camino. Los obstáculos pueden venir desde afuera, como los ataques y burlas de nuestro contexto, y también pueden provenir de nuestro corazón. Podemos enfrentar el desánimo y el cansancio; podemos distraernos con dudas y tentaciones. Ante estos obstáculos hay que recurrir siempre a la oración, una oración en la que mostremos nuestro corazón de la manera más transparente posible.
ORAR: Señor, encárgate de arreglar las cosas, a tu modo, con tu sabiduría y en tus tiempos. Amén.

IR: Dios, sácanos de esta prisión, para así poder alabar tu nombre.