Marcos 1:14-15 (Nueva Versión Internacional) Después de que encarcelaron a Juan, Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas nuevas de Dios. «Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!» PENSAR: Qué momento tan extraño para anunciar las buenas nuevas de Dios. El profeta Juan había sido encarcelado, sin esperanza de salir libre. Era un profeta muy querido y respetado por el pueblo, y anunciaba que él sólo estaba preparando el camino para la llegada del Ungido de Dios. Si el que estaba sólo preparando la llegada del reino había sido encarcelado, ¿qué se podía esperar de todo ese movimiento? ¿Cómo tener esperanza? Los gobernantes locales (la familia de Herodes) habían heredado el trono de los valientes caudillos que lograron la independencia en la guerra de los macabeos. Pero no heredaron el poder, pues el poder estaba en manos del imperio romano. Tampoco heredaron la fe, porque no eran del pueblo judío. Así que, cuando apareció el profeta Juan predicando la inminencia del reino de Dios, esos herodes se inquietaron mucho. Había que sofocar esa voz profética y por eso encarcelaron a Juan. Por eso es sorprendente que el Señor Jesús retomara la proclamación de Juan, precisamente en el momento en que acallaron la voz de Juan. Precisamente cuando parece que toda esperanza se ha perdido, viene el Señor. Cuando todo parece terminado, el Señor apenas está comenzando. La gran diferencia entre el profeta Juan y el Señor Jesús es que Juan sólo anunciaba lo que iba a venir, cuando se cumpliera el tiempo, pero el Señor Jesús proclamaba que ya se había cumplido el tiempo. Es la diferencia entre la planificación y la acción. Juan el bautista fue el último gran profeta que anunció hacia el futuro la redención prometida y efectuada por la gracia de Dios. El Señor Jesús es el cumplimiento presente del anuncio de Juan y de todos los demás profetas del pasado. Con Cristo, Dios pasa de la planificación a la acción. Dios siempre tuvo la intención de redimir a su creación, y en el evangelio vemos que la espera ha terminado. El redentor Jesús ha venido. Él anuncia la Buena Nueva, proclamando: "¡Se ha cumplido el tiempo! ¡Ahora es el momento de Dios! ¡Hoy es el día de la salvación! ¡No hay que esperar más, hoy es el reino de Dios, aquí y ahora!" Al inicio del año es cuando normalmente las iglesias desarrollan sus planes de trabajo; es cuando los equipos realizan su planificación, arman sus estrategias, y organizan sus actividades futuras para el resto del año. Casi siempre nos enfocamos en hacer que la iglesia crezca, especialmente, nos enfocamos en los números. Es una preocupación comprensible, pero el crecimiento numérico por sí solo no puede ser la meta de nuestra planificación, sino que debiera ser un efecto derivado del cumplimiento de nuestra misión. Nuestra tarea para el año que comienza es la misma que la del anterior: anunciar que en Cristo ya se ha cumplido el tiempo, y que nos invita al arrepentimiento para participar del reino de Dios que ya está aquí. ORAR: Dios redentor, gracias por encarnarte y redimir a tu creación. Danos tu fuerza para seguir orando y trabajando en el anuncio de tu reino, y que se haga tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Amén. IR: Conozcamos más profundamente nuestro llamado. Es un regalo de Dios para servir a su pueblo y a su mundo. Dios nos conoce y nos llama.