Nehemías 4:4-7 (La Palabra)
Los de Judá decían: — Empiezan a fallar las fuerzas de los acarreadores y el escombro es mucho. No podremos reconstruir la muralla. Por su parte nuestros enemigos decían: — Que no se enteren ni nos vean hasta que irrumpamos en medio de ellos, los matemos y paremos la obra. Pero los judíos que residían entre ellos no cesaban de advertirnos: — De todos los sitios caerán sobre ustedes. Así que coloqué al pueblo por familias con sus espadas, lanzas y arcos en las partes bajas por detrás de la muralla y en los lugares descubiertos.
PENSAR: Los ataques de los enemigos de la reconstrucción consisten en dos elementos: Propaganda y amenazas. La propaganda consiste en ideas sembradas en el pueblo. El texto dice que los de Judá (es decir, el pueblo responsable de la reconstrucción), ya estaba repitiendo la misma cantaleta, el mismo discurso deseado por los enemigos. Habían estructurado una falacia en forma de silogismo: 1) Estamos cansados; nuestras fuerzas se agotan. 2) Hay demasiado trabajo, demasiado escombro. 3) No podremos reconstruir. La propaganda repite constantemente ideas simples que tuercen la verdad y que hacen daño.
Las primeras dos premisas son verdaderas. Es cierto que estamos cansados, y es cierto que el trabajo es enorme. Pero la conclusión del silogismo es falsa, porque no toma en cuenta que el Señor es grande, y renueva nuestras fuerzas. Además, nos organizaremos para hacer más eficiente el trabajo, con turnos y rondas de trabajo y descanso. Así, a pesar de nuestras limitaciones y de lo enorme de la tarea de reconstrucción, hay que reconocer que ya hemos avanzado algo, por la gracia de Dios. No vamos a abandonar por completo la tarea, a pesar de las semillas de mentira que han sido sembradas por la propaganda en el corazón del pueblo.
Además, hay amenazas. Los enemigos tienen planes de muerte. Gracias a la valiosa participación de informantes que dieron el aviso del peligro, Nehemías y el pueblo pudieron prepararse. Ellos fueron capaces de identificar como verdadera la información de las amenazas, a diferencia de las premisas de la propaganda.
La respuesta de Nehemías fue proveer un plan de organización y también darles palabras de aliento. Organización y aliento son dos ingredientes importantísimos en el liderazgo cristiano. Se prepararon para operar como familias. En lugar de hacer una reorganización artificial del pueblo, Nehemías tomó la organización natural que ya existe. Por familias. En la familia hay cohesión, identificación de grupos, y liderazgo. La mejor defensa del pueblo de Dios ocurre en la familia, en la realidad doméstica y cotidiana de compartir la mesa y el techo, el sustento y abrigo. Por eso es doblemente trágico cuando una familia no funciona para presentar defensa ante los ataques del enemigo. Nuestra familia debe ser el gran recurso estratégico para vencer los problemas, los miedos, las dudas y las tentaciones. En estos meses de confinamiento hemos tenido que convivir más como familias, y hemos descubierto la enorme bendición que puede ser la familia para defendernos y seguir reconstruyendo la vida del pueblo de Dios.
ORAR: Señor, ayúdanos a desenmascarar mentiras y a vivir en la verdad de tu gracia. Amén.
IR: Cristo es la justicia de Dios para todo aquel que en él cree.