Marcos 12:38-40 (La Palabra)
Decía también Jesús en su enseñanza: — Cuídense de esos maestros de la ley, a quienes les agrada pasear vestidos con ropaje suntuoso, ser saludados en público y ocupar los lugares preferentes en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes. ¡Esos que devoran las haciendas de las viudas, recitando largas oraciones para disimular, recibirán el más severo castigo!
PENSAR: Decía Unamuno que una de las principales diferencias entre catolicismo y protestantismo se percibe en la relación entre lo religioso y lo moral. Mientras que para el catolicismo el factor religioso tiene precedencia por sobre lo moral, en el protestantismo es al revés. El énfasis se coloca en lo moral, y no en lo religioso.
Aparentemente esa misma situación se presentaba en el tiempo de Jesús. El judaísmo del segundo templo ponía más énfasis en cuestiones ceremoniales y religiosas, y dejaba de lado asuntos éticos. El Señor Jesús insistía en que lo más importante de la ley es “la justicia, la misericordia y la fe”. De este modo, pareciera que Jesús pone en primer plano las implicaciones éticas de conocer a Dios, por encima de la realización de ceremonias y ritos religiosos.
Por esta razón, Jesús criticó tan duramente a los religiosos de su tiempo. Conocían las Escrituras, pero no compartían el corazón que subyace a los textos. Les preocupaba cumplir los mandamientos, sin darse cuenta del Espíritu que está detrás de esos mandamientos. De modo que usaban la religión para su propia gloria, paseándose con sus mejores ropas en las reuniones religiosas, ocupando los primeros sitios en eventos sociales y religiosos, sin embargo, devorando las casas de las viudas –es decir: deshonrando a las madres del pueblo de Dios.
Les exigían el pago de todo tipo de diezmos y ofrendas. Cobraban impuestos para el sostenimiento del templo, sus funciones y de las familias sacerdotales que eran su jerarquía. Hacían que el aspecto ético de proveer para el sustento de una viuda –que significa honrar a la madre—quedara en segundo plano, muy relegado después del cumplimiento de aquellos aspectos religiosos que les favorecían a ellos nada más.
En esos mismos mandamientos y en esa misma religión se encuentran semillas de justicia, de misericordia y de fe. Ahí hay estatutos que ordenan que a las viudas no se les maltrate. Que a esas madres nadie las moleste. Que se les honre dándoles generosamente para su tranquilidad y paz.
La solución presentada por el Señor Jesús no consiste en abandonar la religión de manera absoluta. Más bien se trata de recuperar el corazón y el espíritu que dan estructura a la religión. Es decir, la postura de Jesús es colocar los aspectos éticos por encima de lo religioso, precisamente para darle sentido a lo religioso. Las oraciones, las reuniones, los vestidos, y las estructuras—todo tiene sentido cuando está al servicio de la dignificación de la viuda desamparada, de huérfanos y migrantes que lo han perdido todo.
ORAR: Señor, que nuestra religiosidad no relegue los aspectos éticos que te interesan más. Amén.
IR: ¡Qué bueno y qué agradable es formar parte del pueblo de Dios!