Listen

Description

Salmo 148:12-14 (La Palabra)
…los jóvenes y también las doncellas, los ancianos con los niños.
Alaben el nombre del Señor, que sólo su nombre es excelso,
su majestad domina cielos y tierra.
Él reviste de fortaleza a su pueblo, es motivo de alabanza para sus fieles,
para Israel, su pueblo cercano.
¡Aleluya!
PENSAR: Hoy en día, el tema de la inclusión está muy en boga. Es un tema muy actual. Todas las organizaciones quieren mostrarse incluyentes. Que nadie quede afuera. Cuando nos referimos a un grupo de personas, siempre tenemos el gesto clásico de decir: “Damas y caballeros”.
De la misma manera, en el salmo 148 vemos una invitación a alabar a Dios que elabora la inclusión hasta desbordar los límites de lo humano y de lo global. No hay frontera entre naturaleza y cultura. Todos los seres están invitados a participar en la alabanza a Dios. Seres animados e inanimados, orgánicos e inorgánicos, seres inteligentes, con y sin conciencia, humanos y animales, cuerpos celestes y fenómenos atmosféricos, todo está convocado a alabar a Dios.
Los elementos de la naturaleza, como el fuego, el granizo, la nieve y el vapor, los huracanes y todos los vientos, son llamados a reconocer la soberanía de Dios. Estos elementos y fenómenos no son dioses. El sol y la luna no son dioses. Toda la realidad del universo es desprovista de la mitología y de una identidad divina. Este es un rasgo de la fe bíblica, que “desmitologiza” a la naturaleza, y abre el camino para el estudio científico de toda la realidad.
Aquello que está bajo el control humano, como los animales del ganado, y aquello que no está bajo nuestro control, como el huracán, todo forma parte de la realidad creada por Dios. Los fenómenos no son dignos de ser adorados, sino que son invitados a reconocer la superioridad de Dios. Todo es convocado a alabar a Dios.
Esto implica la relativa autonomía que tiene la naturaleza con respecto al Dios creador. Dios no es lo mismo que la naturaleza, y los vientos huracanados no son el brazo de Dios. Así tampoco es Dios quien está detrás de todas las muertes ocasionadas por la pandemia, porque el virus no es Dios, y la muerte misma no es Dios.
Junto con el corazón humano, que tiene que tornarse hacia Dios por el ejercicio de su voluntad, por la decisión de aceptar el amor de Dios para su vida, los elementos de la naturaleza, los fenómenos atmosféricos, los planetas, estrellas y galaxias, el mar, las nubes, y toda la biósfera, tiene que ejercer una especie de “acto de voluntad” para obedecer la invitación del salmo 148. Doblen todos la rodilla ante la majestad de Dios, tanto aquellos que nos llamamos humanos, como toda la realidad creada, conocida y desconocida, clasificada e imaginada, controlada por nosotros y también la que está fuera de nuestro control. Alabemos al Dios que se ha revelado en la historia.
ORAR: Gracias, Dios. No hay poder más grande en el universo que la fuerza de tu amor. Amén.

IR: Dios quiere bendecir a todas las familias de la tierra, y nada puede detener ese plan.