Marcos 14:10-11 (La Palabra)
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a hablar con los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús. Ellos se alegraron al oírlo y prometieron darle dinero a cambio. Así que Judas comenzó a buscar una oportunidad para entregarlo.
PENSAR: La narración de Marcos es breve y concisa. No nos brinda muchos detalles. Sólo nos dice lo que pasó, y en muchos pasajes nos deja la tarea de atar cabos, de hacer conexiones, de inferir cuáles pudieran ser los motivos o las explicaciones. Este parece ser uno de esos casos. ¿Por qué tomó Judas esta iniciativa de entregar a Jesús?
En los otros Evangelios esta iniciativa se relaciona directamente con la acción del diablo, y sin duda el enemigo tuvo mucho que ver. Pero en Marcos sólo se dice que él era uno de los doce. Por lo tanto, posiblemente la explicación que el evangelista quisiera que surja es aquella que resulte del proceso de autoexamen que realicen los mismos discípulos. En la traición de Jesús estamos involucrados todos sus seguidores. En cierta forma, fuimos Judas y yo quienes entregamos a Jesús.
Muy recientemente en el pasaje hubo una llamada de atención por parte del Maestro. Les dijo que no molestaran a la mujer de Betania que lo ungió con perfume. Estuvo en desacuerdo con la sugerencia de los discípulos, de vender ese perfume y dar el dinero a los pobres. Públicamente se puso del lado de la mujer, y dijo que sería recordada por todos los tiempos y por todas partes del mundo.
¿Y si Judas se sintió ofendido por esa llamada de atención? ¿Es que acaso el Maestro tiene que cuidarse siempre de no incomodar a sus discípulos?
Algunos han sugerido que lo que Judas buscaba era precipitar el encuentro crucial entre el Señor Jesús y las autoridades de Jerusalén. Así, Judas buscaba un tipo de protagonismo motivado por la intención de ayudar a Cristo. En eso muchos nos parecemos bastante a este discípulo traidor.
Ninguno de los doce entendió los anuncios de su muerte que hizo el Señor Jesús. Durante su viaje a Jerusalén, ellos seguían imaginando que iban allá para establecer el reino mesiánico de una vez por todas. Jacobo y Juan habían tomado una iniciativa que representaba las aspiraciones de todo el grupo: Sentarse uno a la derecha y otro a la izquierda en el reino. Ahora Judas también juega el juego de los adelantados, e intenta acelerar los tiempos del reino.
Esa misma tentación la hemos enfrentado miles de seguidores de Cristo a lo largo de la historia. Abraham quiso ayudar a Dios a cumplir su promesa de darle un hijo, y se adelantó a los planes de Dios. Hoy en día, también estamos en una prueba de paciencia y de fe. ¿Vamos a buscar atajos para vivir en la vida abundante que Cristo nos ofrece, o vamos a esperar en el Señor, para que venga su reino en su momento y a su manera?
ORAR: Señor, enséñanos a esperar en ti, para no caer en la tentación de traicionarte. Amén.
IR: El pueblo de Dios no debe nunca dejar de asombrarse por la maravillosa gracia de Dios.