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Salmos 119:2 (La Palabra)
Felices los que guardan sus mandatos
y los buscan con todo el corazón
PENSAR: En el salmo 119 hay un total de 176 versos. Prácticamente todos ellos mencionan de alguna manera a la palabra de Dios. Ley, mandatos, estatutos, testimonios, preceptos, normas, decretos, promesas, todos estos sustantivos son sinónimos que significan la palabra de Dios. El salmo más extenso de la Biblia es un salmo acerca de la palabra que sale de la boca de Dios.
Esta es una de las tesis principales de la fe bíblica: Dios ha hablado, y Dios habla hoy. Dios no es un ídolo mudo e inerte, hecho por manos humanas, de piedra, metal o madera. Dios no es una criatura, un tótem, un animal místico, una estrella, un planeta o un satélite. Dios está vivo, y se ha querido comunicar con toda su creación. Esta comunicación establece una relación. Dios quiere relacionarse con el ser humano y con todos los seres vivientes, a quienes ama y sustenta con su gracia.
En su palabra están sus pensamientos y sentimientos. Lo que nos ha sido revelado por su misericordia, proviene del corazón y la mente de Dios. Las palabras de nuestro Hacedor son de vital importancia para nuestra salud y bienestar, para nuestro florecimiento y para nuestra felicidad. De la boca de Dios ha salido aquello que es para nuestro bien. Sus prohibiciones son advertencias de lo que nos envenena, y sus instrucciones nos guían para conocer la verdadera felicidad.
El salmo dice que son felices quienes obedecen sus mandamientos, y además, que los buscan “con todo el corazón”. Buscar con ese grado de intensidad es dar prioridad a las cosas más importantes. Buscar con todo el corazón es darse cuenta de la urgencia del asunto. La relación con Dios no es un asunto para los tiempos libres, una afición o entretenimiento para cuando ya logramos hacer nuestros trabajos, y nos queda un poco de tiempo libre. Como si se tratara de la supraestructura de Marx, el betún del pastel, los decorados de una casa, aspectos secundarios de la vida, que no son de vital importancia.
En eso consiste el engaño de la serpiente en el jardín del Edén. Nos dice: “No le des tanta importancia a lo que Dios ha dicho. Considera también otras opciones. Escucha a los filósofos. Pon atención a los datos científicos y a su interpretación ideologizada. No te quedes encerrado en la religión…” De esta manera, el ser humano contemporáneo ha puesto la palabra de Dios en último lugar en su vida, y ha hecho que su vida esté inmersa en un caos profundo: Defiende apasionadamente a las ballenas y desprecia su propio cuerpo prostituyéndose a cambio de nada. ¡Qué lejos estamos de la felicidad que se menciona en este salmo!
ORAR: Espíritu Santo, enséñanos a buscar tu palabra con todo el corazón. Amén.

IR: El amor comprometido de Dios es nuevo cada mañana.