Hoy hablamos sobre lo importante de reencontrarnos con Dios todos los días de nuestra vida.
Nuestra base bíblica de este día es:
Lamentaciones 3:40 PDT
Examinemos y evaluemos nuestra conducta y regresemos al SEÑOR.
https://bible.com/bible/197/lam.3.40.PDT
Lucas 24:25-32 PDT
Entonces Jesús les dijo: —¡No sean tan tontos! ¿Por qué les cuesta tanto creer todo lo que dijeron los profetas? ¿Acaso no dijeron que el Mesías tendría que sufrir todo eso antes de dar comienzo a su período de gloria? Entonces Jesús les explicó todo lo que había sido escrito sobre él en las Escrituras, empezando con los libros de Moisés y todos los profetas. Al acercarse al pueblo al que iban, Jesús hizo como que iba a seguir de largo. Pero ellos le rogaron con insistencia: —Quédate con nosotros, porque ya está atardeciendo. Ya casi es de noche. Entonces Jesús entró y se quedó con ellos. Cuando estaba a la mesa con ellos, tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos. En ese preciso instante les fue permitido reconocerlo, pero él desapareció. Los dos hombres se dijeron entre sí: —¡Con razón sentíamos que el corazón nos ardía de emoción cuando nos venía hablando y explicando las Escrituras en el camino!
https://bible.com/bible/197/luk.24.25-32.PDT
Zacarías 1:3-4 PDT
así que dile al pueblo: “El SEÑOR Todopoderoso dice: Vuelvan a mí, dice el SEÑOR Todopoderoso, y yo volveré a ustedes”. Lo dice el SEÑOR Todopoderoso. No sean como sus antepasados, a quienes los profetas de entonces dieron el mensaje del SEÑOR Todopoderoso de que se alejaran de la mala vida que llevaban y dejaran de hacer el mal. Sin embargo, ellos no me escucharon ni me prestaron atención, dice el SEÑOR.
https://bible.com/bible/197/zec.1.3-4.PDT
Lucas 15:18-24 PDT
Iré a la casa de mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti. Ya no merezco llamarme tu hijo; déjame ser como uno de tus trabajadores”. Entonces el hijo regresó a la casa de su padre. »Mientras el hijo todavía estaba muy lejos de casa, su padre lo vio y tuvo compasión de él. Salió corriendo a su encuentro y le dio la bienvenida con besos y abrazos. El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra Dios y contra ti. No merezco llamarme tu hijo”. Pero el padre les dijo a sus siervos: “¡Apresúrense! Vístanlo con la mejor ropa. También pónganle un anillo y sandalias. Maten el mejor ternero y prepárenlo. ¡Celebremos y comamos! Mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido encontrado”. Y empezaron la fiesta.