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Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.

¿Crees esto?

—Juan 11:25-26

No hemos entendido la resurrección de Jesucristo, si pensamos que se trata de una simple celebración religiosa del calendario. No has entendido la resurrección si la tienes como una doctrina más como tantas doctrinas archivadas en tu mente para conocerla y no vivirla. La resurrección produce un estilo de vida único. La resurrección no es algo solo para celebrar. La resurrección es algo para vivir. ¡Yo soy la resurrección y la vida!

¿Crees que el Cristo resucitado puede darte nueva vida?

¿Crees que el Cristo resucitado puede hacer de ti una vara muerta y estéril como la vara de Aarón,  una vara verde y llena de frutos?

¿Crees que el Cristo resucitado puede darte un avivamiento?

¡Él es la resurrección y la vida, el que en él Cree no morirá jamás!

El mensaje de resurrección es un mensaje de esperanza, de que todos los males, todas las injusticias, todas las miserias, todas las humillaciones, todos los sufrimientos quedaron vencidos por Cristo en su resurrección. Nos esforzamos, seguimos adelante, porque vivimos una vida resucitada, no nos rendimos porque la tumba esta vacía, y en el trono hay un Rey resucitado.

Cada domingo que celebramos la resurrección de Cristo también celebramos nuestro destino eterno, con nuestra glorificación en mente miramos hacia el nuevo mundo. El cristianismo es la única religión que tiene una tumba vacía. La resurrección no es un mero consuelo frente a la muerte, es la esperanza de vida aquí y ahora. Es la convicción de vida y justicia aquí y ahora.

Los primeros cristianos que proclamaron el kerigma apostólico, taparon bocas de leones, transformaron pilares de ejecución en pulpitos, cárceles en iglesias, levantaron hospitales, formaron colegios, tomaron a los abandonados y les dieron una familia,  recorrieron el mundo como no teniendo nada y poseyéndolo todo, vivieron lo imposible, llevaron el evangelio hasta lo último de la tierra, ellos llevaron el mensaje de un Dios vivo. De un Salvador resucitado. Porque ellos también habían resucitado juntamente con él y la muerte había perdido su aguijón!.