El Cristianismo es la religión del corazón quebrantado, de los que están consientes de su miseria y pobreza espiritual, de aquellos que saben que carecen de fuerza y sabiduría. Para ellos Dios es su completa esperanza. Jesús dijo que el reino de los cielos es de los pobres en espíritu. Por lo tanto no hay nadie en el Reino de Cristo que no sea pobre de espíritu. Esta es la característica fundamental de todo Cristiano, que ha puesto su esperanza en el Señor.