El año 2020 ha marcado un punto en la historia de por lo menos cuatro generaciones, nuestros padres, hermanos, hijos y nietos. Un país sumido en el desconocimiento donde simplemente prevalece la necesidad individual sin importancia alguna de los efectos posteriores.
Debido a los despuntes de contagios del Covid 19, el gobierno nacional dispuso nuevas restricciones con la finalidad de regular las aglomeraciones por navidad y año nuevo, desde la normativa legal se dictaminó las reglas del juego sin embargo la falta de conciencia ciudadana evidencia la poca corresponsabilidad en estos momentos donde dependemos de la colaboración de todos y todas.
Iniciamos con el incumplimiento de las normas de bioseguridad con los festejos del nuevo campeón de la LigaPro 2020, los hinchas de Barcelona se volcaron a las calles al festejo entre el entusiasmo y la presencia de bebidas alcohólicas lo último que importaba es cuidarse de un posible contagio.
El festejo de nochebuena fue menos sentida, en el incumplimiento de las normas dictadas, fue un momento mas intimo familiar creería que las familias compartieron con mayor prudencia y recogimiento religioso para los creyentes católicos.
Pero el 31 de diciembre la colectividad se olvidó de todo lo que se encontraba prohibido, desde el no superar el número de personas en reuniones, elaboración de monigotes y su respectiva quema, destruyendo calles y veredas de la ciudad, el toque de queda que inicia a las 22 horas significó una primera etapa de la noche para lanzar fuegos pirotécnicos y despedirse, vehículos que irrespetando señales de tránsito trataban de evadir controles de la policía nacional, los primeros indicios de consumo de alcohol también recorrían las calles sin mascarilla y a rienda suelta.
Nos referiremos a una segunda etapa de la noche, el reloj marcaba las 12 campanadas entre un año difícil lleno de muerte, pobreza y desempleo por otro lado el nacimiento de nuevos sueños y anhelos del nuevo año, esperamos ansiosos que se cristalice en el país la distribución de la vacuna y la salida de un gobierno indolente y nefasto para las clases sociales más olvidadas, los que se quedaron en casa de amigos, vecinos y familiares decidieron quemar el año viejo con todas las particularidades antes mencionadas además de baile y consumo de alcohol hasta la madrugada.
Además, resaltar el uso excesivo de petardos, cohetes, fuegos artificiales que se pueden convertir en una pesadilla para nuestras mascotas. (Como dato importante en los perros el sonido se amplifica a 1000 veces más de lo que el oído humano puede receptar)
Todos los dueños de mascotas sabemos lo que sufren nuestros fieles amigos cuando se acerca las fiestas y comienzan a oírse petardos y demás pirotecnia constantemente, los perros suelen ser las mascotas más afectadas, así como la diferentes clases aves que se esconden, tiemblan de miedo por el ruido, huyen, se desorientan.
La humanidad al borde del abismo y no aprendemos acciones básicas de cuidado a la madre naturaleza, se evidencia la ignorancia de más de uno y la presencia de maltrato a los seres vivos.