Al hablar del canto congregacional, la discusión tiende a centrarse muchas veces en el estilo musical de lo que cantamos ¿Debemos cantar sólo los salmos metrificados tal como lo solía hacer Juan Calvino? ¿Debemos entonar principalmente los cantos del himnario? ¿Deberíamos dejar los himnos en el pasado y entonar sólo alabanzas contemporáneas?
En realidad, mientras nuestra alabanza esté saturada de la PALABRA de Dios, y siempre que sea útil para que JUNTOS alabemos en el CULTO COMUNITARIO al Dios Trino mediante el canto, no deberíamos hacer una guerra de opiniones ni mucho menos condenar al resto del rebaño de Cristo con base en un parámetro subjetivo o personal.
Las alabanzas y los himnos que entonamos en homenaje a Dios, deberían hablar de:
· La grandeza de nuestro REY
· El evangelio de nuestra REDENCIÓN
· La bendición de tener REFUGIO en Cristo
· La esperanza en el REGRESO de Cristo
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (Col 3:16)
