Dios se relaciona con sus redimidos en el marco de un PACTO; una alianza por iniciativa de Dios, con el aval de Dios y bajo las estipulaciones de Dios.
El Pacto que Dios propone a su pueblo no es un acuerdo “ganar/ganar” en que ambas partes se benefician la una de la otra. Esta es una ALIANZA de gracia, donde El gran YO SOY propone ser el benefactor y reconoce a su pueblo como los beneficiarios.
El pueblo no tiene nada que ofrecer, pero su Señor tiene mucho que otorgarles por su sola misericordia. Es una relación que demanda la fidelidad total ¿Por qué había de ser de otra manera? ¿Qué otro dios puede ofertar mayor bendición, cuidado y salvación de los que ya ha dado el gran Soberano a su pueblo? ¿Por qué los beneficiarios del pacto habrían de ampararse en alguien o algo fuera del Dios verdadero?
Todo bien recibido, toda buena dádiva y gozo verdadero proviene de estar en una relación de PACTO con el gran Dios, que ha dispuesto como MEDIADOR Y REDENTOR a su único Hijo, Jesucristo.
No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido el Señor y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto el Señor os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado el Señor con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto. Conoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el PACTO y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones… (Deut.7:7-9)
…acuérdate de el Señor tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su PACTO que juró a tus padres, como en este día. (Deut.8:18)
