El Dios del Cristianismo es un Dios que HABLA - los dioses falsos tienen boca, pero NO HABLAN. En cambio, el Dios verdadero y Señor del pacto HABLA con autoridad, con poder y siempre con verdad. Es Por el poder de su palabra que la creación vino a la existencia, y es en Su palabra que tenemos redención y vida.
Pronunciada desde la creación, contradicha por el engañador, escrita para santidad, resistida con obstinación, encarnada para redención, proclamada con poder y creída con devoción - este es el DRAMA de la palabra de Dios.
Y nuestro quehacer como pueblo del pacto no gira alrededor del cumplimiento de rituales - los cultos paganos están llenos de rituales; ceremonias aisladas de la vida cotidiana, protocolos religiosos que una vez cumplidos permiten la desconexión de la fe con la vida total - ritualismo, fetichismo y teatro.
El Dios verdadero no quiere que su pueblo cumpla con los requisitos de un ritual - sino que demanda que su pueblo someta TODA la vida a Su Palabra - cada acción y pensamiento, cada proyecto y emprendimiento; cada relación y decisión - conducta, carácter, conciencia, lo más privado del corazón y cada rincón de una casa; todo ha de ser normado por la PALABRA DE DIOS - hay rituales, sí los hay - pero los rituales del cristianismo vienen acompañados de convicciones firmes en la palabra y de una conducta coherente con la voluntad de Dios - sin convicciones firmes ni conducta santa, el ritual es un teatrito.
Dios quiere que seamos oidores y hacedores de su palabra, no simuladores.
Pero sed hacedores de la palabra,
y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos.
Santiago 1.22
