"Cada verdadero discípulo nace en el Reino De Dios como misionero. El que bebe del Agua viva llega a ser una fuente de vida. El que recibe, llega a ser un dador. La gracia de Cristo en el alma es como un manantial en el desierto, cuyas aguas surgen para refrescar a todos y hace, a los que están por perecer, ávidos de beber el agua de la vida"
(El deseado de todas las gentes, pág. 166)