Mucho se habla del hilo rojo que une a ciertas personas. Un hilo rojo que conecta a través del tiempo, de los espacios, de las cosas en común que apasionan y que nos permiten saborear nuestra respiración.
Hace unos días descubrí que Luis Licera, a quien he cruzado la mayor parte de mi vida en distintas situaciones, es una de esas personas a las que me conecta un hilo rojo.
Luis es un obrero de la cultura, un apasionado, un lector voraz, un buscador de respuestas. Los invito a conocerlo. O a descubrirlo. Y si mañana se lo cruzan por ahí, sepan que es un artista.