El propósito de Dios es que nos levantemos como pueblo suyo para conquistar, debemos armarnos de una mentalidad correcta que nos permita movernos en obediencia, a fin de que el reino de Dios se establezca y la voluntad de Dios se manifieste, tanto en nuestra vida espiritual (que es prioridad) como en nuestra vida secular (que es consecuencia)