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Description

De chico no era muy seguidor del mate. Me costó un tiempo entrar en ese mundo. Creo que los primeros fueron en el rastrojero, acompañando a mi viejo en algún viaje a comprar mercadería a Buenos Aires... o a hacer algún reparto... al menos esos son los primeros que registro realmente. Sin embargo hoy no podría imaginar los días sin la compañía de tan noble infusión. Siempre amargo, alguna vez sin yuyos, hoy con un delicioso sabor a hierbas, pero siempre mate, o tereré a lo sumo, en épocas de calor. Por eso elegí, como homenaje a tantos encuentros que se producen (o producían previo al Covid-19), este texto de Hernán Casciari para compartir con ustedes.

Dedicado a Belén, compañera de mates interminables, que espero que cuando finalice la cuarentena logremos retomar.