Este texto aparece como anticipo del primer capítulo de la segunda novela de Piglia, sin título ni fecha de edición, en el suplemento Cultura y Nación del diario Clarín, el 7 de marzo de 1985. En ella aparece una máquina descripta por Macedonio Fernández en Papeles perdidos. Si bien registra algunos cambios de nombres de sus personajes y lugares, mantiene en general el clima, los tonos y la intriga básica de su novela La ciudad ausente, publicada en 1992.