El creyente que no es lleno del Espíritu corre un gran peligro y es volverse un creyente carnal.
En la vida cristiana, se es espiritual o se es carnal, no hay término medio.
No se puede ser espiritual y carnal a la misma vez.
Es decir, nos gobierna el Espíritu Santo o la hace la carne.
Cuando se es un cristiano carnal se corre un peligro.
Es como manejar un auto sin aceite o sin combustible.
No se puede llegar muy lejos,
pronto el auto estará con el motor destruido y la reparación de un motor destruido es costosa.
Por no ser lleno del Espíritu se puede caer en adulterio, fornicación, mentiras, engaños, peleas, etc.
muchos creyentes terminaron completamente destruidos por no vivir una vida en el Espíritu Santo!
Estuvieron ungidos un tiempo pero descuidaron sus vidas espirituales!
No debemos olvidarnos que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino espiritual!