La cautividad es un estado espiritual de amargura, frustración y opresión en la que el diablo atrapa a muchos hijos del Señor. Por 70 años Israel experimentó la vergüenza de ser no ser dueños de su propio destino en un lugar llamado Babilonia. Cristo comenzó su ministerio con las siguientes palabras “El Espíritu del Señor está sobre por cuanto me ha ungido para pregonar libertad a los cautivos” Te invito por medio del Salmo 126 a descubrir tu libertad en Cristo Jesús y experimentar tu restitución completa de todo aquello que el enemigo te arrebató de las manos.
