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Predicación temática de los primeros dos versículos de la carta a los Filipenses. Desde el propio inicio de esta carta ya el apóstol Pablo está construyendo algo para decirle primeramente a los creyentes en Filipos, pero por extensión a todos los demás que la leeríamos en algún momento, como nosotros. Pablo nos enseña cómo una iglesia unida en Cristo da tranquilidad a su liderazgo y establece una base sólida para el crecimiento.

Título: Todos unidos en Cristo

Citas bíblicas: Filipenses 1:1-2; Romanos 1:1; 1 Corintios 1:1; 2 Corintios 1:1; Gálatas 1:1; Efesios 1:1; 3 Juan 1:4

Desarrollo del sermón:

1-Una actitud

Las únicas 2 iglesias a las que Pablo no se describe como apóstol son la de Filipos, y la de Tesalónica, ambas iglesias se encontraban en Macedonia. Estas iglesias eran tan cercanas a Pablo, que no tenían problemas con el liderazgo que Dios le había dado a Pablo; en ellas no había un fuerte dominio judío ya que eran mayoritariamente gentiles (no había mucho judío), una evidencia de esto es que en la carta a los Filipenses no veremos citas directas del Antiguo Testamento, solo un par de inferencias. 

Pablo se describe a él y Timoteo como siervos de Jesucristo. Con este saludo Pablo demuestra humildad hacia la iglesia por dos cosas:  primero, se presenta como un siervo del Señor; y segundo, se pone al mismo nivel que Timoteo. Timoteo es el hijo espiritual de Pablo, él le ha visto crecer como discípulo, pero esto no hace que Pablo tenga problemas en reconocer que ambos son esclavos de Cristo Jesús. 

Así que, de un lado vemos una iglesia sin problemas por reconocer el liderazgo puesto por Dios, y del otro lado a un líder que no aprovecha su posición dada por Dios para enseñorearse de una iglesia que el Señor le permitió establecer.

2-Una posición

La salutación de la epístola dice “…Pablo y Timoteo siervos de Jesucristo…” La palabra griega “doulos” en el contexto que está escrita hace referencia a un “esclavo”; pero el esclavo de Cristo es diferente, ya que ser esclavo de Cristo significa ser libre para amar y para servir a las demás personas. Un verdadero esclavo de Cristo está libre de las ataduras y de las cadenas de su orgullo, y sabe que a sido puesto para servir al Señor a través de otros. Para el que es creyente servir al Señor es estar lleno de gozo, saber que Dios le ha librado de las ataduras del pecado, y que puede servir con gozo a su Señor, y a los demás.

Pablo no utiliza la posición de “siervo” al azar, ya que en el capítulo 2 de esta carta habla que el señor Jesús cuando vino a la tierra tomó forma de siervo. Él está pensando cuando se llama “siervo de Jesucristo” en 3 cosas: primero asegura que es posesión exclusiva de Jesucristo, segundo establece que le va a obedecer de manera absoluta, y tercero es una declaración pública de que su condición actual es una representación de la forma en la que Cristo vivió sus días en la tierra.

3-Una identidad

La salutación de la epístola sigue diciendo “… Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo a todos los santos en Cristo Jesús...” Pablo le habla a todos los santos (santo: apartado, diferente), a toda persona apartada por Dios para Él mismo. Pablo se describe junto con Timoteo como “siervos en Jesucristo”, y se dirige a “todos los santos en Cristo Jesús”, la repetición de “Cristo Jesús” a propósito lo hace para decir que ellos y él están unidos en Cristo Jesús. El apóstol siempre apunta a que todo lo que el creyente es y hace tiene su sentido en que está unido a Cristo a través del Espíritu Santo de Dios, somos santos porque nuestra santidad está basada en Cristo Jesús. Lo que permite al creyente mantenerse apartado de la vida que no glorifica a Dios es precisamente ser parte de Cristo, estar en Cristo, haber sido unido a Cristo.