Además de la tecnología y el poder militar que las civilizaciones antiguas lograron conseguir, otro de los factores que influyó en su desarrollo fue el sistema de creencias que adoptaron sus habitantes.
Los antiguos pueblos mayas que habitaron en el sureste de México y algunos países de Centroamérica consiguieron un avance sobresaliente que los distingue de otras sociedades, y cuya mitología y entendimiento del universo, junto con las de los antiguos egipcios y los griegos sigue siendo objeto de estudio hasta nuestros días.