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Description

Pilato mandó que Le azotaran. Eso se hacía atando al reo a una columna dejándole la espalda totalmente expuesta. El látigo era una correa larga con trozos de plomo o huesos puntiagudos incrustados. Literalmente reducía la espalda de la persona a tiras. Pocos eran los que se mantenían conscientes durante el suplicio; algunos morían, y otros se volvían locos. Jesús lo soportó. Y después, Pilato Le sacó a la vista de la multitud y dijo: " ¡Ahí tenéis a vuestro Hombre!"