Esta pausa mundial que nos ha afectado, ha sido un tiempo de reestructuración en nuestra vida en la cual debemos dirigir nuestro enfoque hacia la fuente de Vida que es Jesús. No podemos volver a lo que antes hacíamos sino más bien ( empezar a caminar en santidad y obediencia al Señor). La nueva normalidad no es el uso de tapabocas o antibacteriales. La nueva normalidad es intimar y relacionarnos de manera más activa con nuestro Señor y Salvador Jesús.