Romanos 12:4-5 dice: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros." La Iglesia debe funcionar como un cuerpo y los ministros de altar son el "amigo del esposo" que ayuda a preparar la iglesia para su encuentro con su amado Jesús. Cristo es la cabeza del cuerpo y separados de él nada podemos hacer.