Dios, nuestro Señor, compasivo y misericordioso se acerca nosotros y cura nuestras heridas, nos introduce en el camino de la verdad y de la justicia, vela por nosotros y nos protege siempre y nos recuerda qué, quién confía en Él no será defraudado; porque está atento a nuestros gemidos se interesa por nosotros y envío a su Hijo para salvarnos. ¡Confiemos en Él y seamos nosotros también, misericordiosos!