San Pablo nos exhorta, hermanos a no descuidar el trabajo de la Evangelización, que hay que entenderlo como una encomienda recibida de Dios y que en el realizarla, hemos encontrar también muestra paga; tomando en cuenta nuestra llamada referida a una corona que no se marchita por la cual nosotros debemos ocuparnos con sacrificios para no quedar fuera de la salvación.