En el camino de ser liberados, el pueblo de Israel se queja y murmura contra Dios deseando volver a las gratificaciones que tenía en Egipto, pan y carne. Dios fiel a su alianza y a su proyecto de salvación les provee al pueblo; pan que desciende del cielo y carne para que puedan seguir; si nosotros confiamos plenamente en Dios, veremos su providencia que no nos abandona y nos da como prueba de ello a su propio Hijo para que nos alimente con su Palabra y con su Carne y Sangre.