Paz y alegría ... en Jesús, José y María.
Continuamos esta semana, edificando con el fuego de la Palabra que purifica y es raíz que sostiene. Recordamos que el domingo escuchamos a Jesús que traía un fuego que deseaba con ansias que estuviese ardiendo, luego el lunes aprendimos a no olvidar las maravillas de Dios; el martes, que Él nos llama más allá de nuestras limitaciones; ayer, que el liderazgo verdadero nace del servicio y la fidelidad. Hoy, la historia de Jefté nos confronta con decisiones apresuradas y promesas imprudentes, junto al recorderís de que Dios se complace más en el corazón obediente que en los sacrificios externos.