En este segundo domingo de cuaresma nos encontramos ante la transfiguración de nuestro Señor, en dónde nos manifiesta su gloria que nos estimula a no escandalizarnos de la cruz, pero sobre todo nos hace entender que Dios está con nosotros y que si acogemos a Jesús y lo escuchamos con atención seremos capaces de vencer cualquier situación adversa