El Sábado Santo es un día de silencio. Jesús ha muerto. Todo este día, se vive en el silencio... en expectativa, en medio del dolor, de sentir frustración y fracaso... hace dos mil años, suena tan igual como ahora.
En medio de estas circunstancias, hay alguien que espera. En medio del dolor, espera. Espera que se cumpla la promesa. Espera la Salvación. Ella es la Virgen María, la Madre del Redentor.
Acompañemos a la Madre que, en medio del dolor y contra toda esperanza, espera el cumplimiento de la Promesa: Que el Reino del Salvador, no tendrá fin. Déjate acompañar, en medio del dolor, por la Virgen María: consuelo de los afligidos, salud de los enfermos.