Columna Cicuta del periodista Jaime Flores Martínez
Hígado
Impulsado por la justificada indignación, el alcalde de Tijuana Arturo González Cruz se atropella al responder de manera frontal a los agresivos señalamientos del gobernador de Baja California Jaime Bonilla Valdez.
¡Le gana el hígado!
Alguien debe decirle al señor González que ante la postura del gobernador, su actuación debe ser serena y elegante.
En lugar de hablarle de “tu” y advertirle que lo verá “en los tribunales”, el señor González Cruz debe echar mano de la sensatez y no mostrarle su rabia.
Alguien debe decirle al todavía alcalde que para que exista una pelea deben participar al menos dos.
También deslizarle que debe dejar la casaca de empresario y estar consciente que ahora trae puesto el chaleco de político.
Quienes le cuchichean al oído deben recomendarle que antes de pedir licencia para buscar ser candidato a la gubernatura, debe “planchar” las relaciones que pueden afectar su sendero político.
Debe saber que para muchos de los jerarcas de MORENA (y políticos de altos vuelos), la respuesta pública que le dio el jueves al gobernador Bonilla dejó ver que la ira manipuló sus palabras.
Algunos jerarcas morenistas saben que González se puso al agresivo nivel de Bonilla.
Para ellos el alcalde debió tejer fino ¡y no lo hizo!
Si el gobernador demandó el cese del secretario de Seguridad Pública de Tijuana Jorge Ayón Monsalve, el alcalde González debió “cesarlo” y pedirle al gobernador que nombrara al sucesor.
Finalmente González solicitará licencia y Bonilla dejará el año próximo su encargo.
Arturo González debe pedir licencia, aunque antes debería limpiar su ruta para tener un acceso más terso.
Por ejemplo, el señor González debe estar consciente que al dejar la alcaldía deja “una flama” prendida en la persona de María del Carmen Espinoza (Melli) quien despacha como síndico procurador.
Los constantes encontronazos entre ellos representan un riesgo para González, porque la síndico es muy rencorosa.
Antes de pedir licencia, Arturo González Cruz debe quitar “los conos naranja del camino” pues esas señales le advierten precaución.
Si acaso González escucha el consejo sensato de alguien, entonces debe darse tiempo para despejar su trayecto.
Don Arturo debe saber que la inteligencia hace que la audacia rinda mejores frutos.