El mismo Dios que nos libertó espiritualmente, tiene el poder y el deseo de libertarnos financieramente. Es hora de romper las cadenas y entender el plan de Dios para tener una vida bendecida, en comunión con Dios, paz con los demás y con suficiente provisión para ayudar a los demás. Esta enseñanza puede afectar tu fe, tus finanzas y el futuro de familia.